Esa respuesta que tarda – Angélica García
ESA RESPUESTA QUE TARDA
“No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias” Filipenses 4:6
Esperar la respuesta de Dios a nuestras oraciones a veces se nos hace eterno, pero Él siempre responde aunque sea con silencio. Esto no debe desalentarnos. En muchas ocasiones, Dios responde después de un período de prueba de fe y obediencia, por ejemplo, tenemos al patriarca Abraham, que tuvo que pasar por una fuerte prueba de obediencia cuando Dios le ordenó sacrificar a su hijo, pero él lo hizo porque tenía una gran fe, una fe que lo hizo atreverse a llevar a cabo ese terrible mandato, porque sabía que nada malo podía venir de parte de Dios y así fue, en el último momento Dios detuvo su mano a través de un ángel y su hijo fue salvado. Después de eso, el Señor hizo llover bendiciones sobre Abraham.
Tenemos también a Noé, a quien fue encargado el trabajo de construir un arca en tierra seca porque venía el diluvio. Noé creyó a Dios y construyó el arca, en medio de las burlas de los demás. La lógica humana está muy por debajo de la sabiduría de Dios. Su fe y obediencia fue recompensada y la incredulidad de la gente que se burlaba de él también, ¡pero de otra manera!
Aún Job, que pasó por las pruebas y penalidades más duras, que hirieron su corazón y su cuerpo, demostró una fe incorruptible, a pesar de lo que sus amigos le decían, se mantuvo firme, esperando en Dios, no decayó, tuvo paciencia y nunca perdió su fe. Y Dios lo recompensó con bendiciones mucho más grandes que los dolores sufridos.
Mujer, no te desanimes cuando estés esperando respuesta de Dios. Él tiene su tiempo. Durante ese tiempo pídele su dirección y comprueba si lo que has pedido es algo que está de acuerdo a la voluntad de Dios. Tú tienes que hacer tu parte, que Él hará la suya en su momento. La fe y la obediencia son requisitos indispensables cuando queremos tener una respuesta a nuestras oraciones. Si tú no andas en obediencia, si tu fe va en decadencia y estás llena de dudas, la respuesta divina no llegará. Pero si eres una mujer de mucha fe, andas en obediencia a Dios y aún no recibes su respuesta, no te desanimes, ten paciencia, recuerda la experiencia de los grandes hombres de Dios.
No hay que caer en la impaciencia y la desesperación, que nos pueden llevar a querer arreglarlo todo por nosotras mismas, en lugar de esperar en Dios, con eso no haremos más que estorbarle. Muchas veces somos nosotras mismas las que retrasamos su respuesta. Debemos recordar que Él conoce el futuro y sabe exactamente cuándo y por qué ocurrirán las cosas. Igualmente, tenemos que pensar en que podría ser que lo que le pedimos no esté dentro de sus planes y quizá nos tiene reservado algo mejor.
Espera con fe y paciencia la respuesta de Dios, tomando en cuenta todos estos factores, confiando en que Dios sabe lo que te conviene, lo que es mejor para ti. Deposita tus esperanzas en Él, con respeto y humildad, sin quejas ni reclamos, teniendo la seguridad de que el Señor sabe lo que hace o deja de hacer y por qué. Y también recuerda que a Él le gusta sorprendernos, dándonos más de lo que le pedimos, ¡quizá esa respuesta que tarda se deba a que te está preparando una gran sorpresa!
“Y ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” 1 Juan 5:14 RVC
Escrito por Angélica García Sch.