Cuando tres son multitud – Angélica García
CUANDO TRES NO SON MULTITUD
Hay un dicho que dice: «Dos son compañía, tres son multitud». Se suele decir esto cuando una pareja quiere estar a solas. Pero en el caso de la pareja cristiana, cuando hay una tercera presencia, que es la presencia de Dios es cuando la pareja funciona mejor.
Cuando conoces a un varón que te pretende debes poner todo en manos de Dios, para saber si es Su voluntad el que ambos comiencen una relación. La presencia de Dios es necesaria desde que se conoce una pareja, hasta y durante el matrimonio. La importante decisión de casarse, debe ser consultada primero con Dios. Después del matrimonio, siendo Cristo la cabeza del hogar, las dificultades de la vida de casados podrán ser resueltas con la sabiduría de Dios y no con la humana, que está propensa a equivocarse y a dejarse llevar por las emociones.
Durante la vida matrimonial, te darás cuenta de que no todo era color de rosa como al principio, pero tendrás en quien descansar cuando te sientas desfallecer. Vendrán problemas económicos, de trabajo, de hijos, de salud, etc. lo que significa a veces que la relación de pareja se tambalee, pero ahí estará esa tercera presencia que será el pilar donde se podrán apoyar ambos.
Los problemas económicos son causa común de divorcio en el mundo, pues sin Dios es fácil desesperarse y no encontrar la salida. No existe la esperanza en esa tercera presencia. En el matrimonio cristiano que pasa por dificultades económicas, prevalece la confianza en que Él proveerá y no los dejará ni los abandonará.
Si llegase a faltar el trabajo, el hombre y la mujer cristianos saben que será porque Dios les tiene un trabajo mejor. Por lo tanto, esto no deberá ser motivo de discusión, sino que será motivo para esperar en Dios.
En cuanto a los hijos, siendo la Palabra de Dios la guía de vida para los padres, los hijos serán criados con sabiduría. Se ha comprobado, a través de estudios sociológicos, que los hijos de padres que asisten a la iglesia se desarrollan mejor, tienen mejor conducta, autocontrol y son más cooperadores. Educa a tus hijos dentro de la Palabra de Dios y te darán grandes satisfacciones.
Cuando la presencia de Dios es ignorada en un hogar, a la menor dificultad hay discusiones, gritos, insultos, entonces Dios solo mira tras la ventana. Dios es sinónimo de amor, paz y armonía. La pareja que tiene los dones espirituales de Dios, tiene autodominio, tiene templanza, tiene paciencia y sobretodo tiene amor, el cual cubre todas las faltas. Con el amor de Dios, hay comprensión y tolerancia. Tú y tu pareja podrán tener diferencias, pero éstas se resolverán hasta llegar a un mutuo acuerdo y no habrá el deseo de reñir y menos de insultarse.
La mujer cristiana sabe cuál es su rol dentro del matrimonio. Muchos matrimonios fracasan actualmente a causa de que alguno de los dos, o los dos, se salen de su rol o quieren dominar al otro. En el matrimonio, ambos tienen los mismos derechos, pero cada uno tiene obligaciones diferentes. En estos tiempos, la mujer se ha salido un poco de su rol, al trabajar a la par que el hombre, dejando a los hijos al cuidado de manos ajenas. En la mayoría de los casos, debido a la situación económica, esto es inevitable. Las estadísticas mundiales, muestran el incremento de divorcios que se ha producido, desde que la mujer se ha independizado y se ha alejado del hogar para realizarse como profesionista. Esto dice mucho. Pero si las parejas en donde tienen que trabajar los dos, tienen a esa tercera presencia en casa, estarán confiados y su matrimonio se mantendrá firme, a pesar de las circunstancias.
Nadie puede decir que una pareja cristiana no va a tener problemas en su matrimonio, los tendrá, pero con el Señor sentado a la cabecera de la mesa, todas sus comidas les sabrán a gloria. No habrá invitado más leal, discreto, respetuoso y dispuesto a ayudarlos que Él.
«Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia».
Hechos 2:28
Escrito por: Angélica García Sch.
Para: www.mujerescristianas.org