La paloma y la rosa – Angélica García

LA PALOMA Y LA ROSA

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Era la rosa más hermosa y grande del jardín, tanto que hacía detenerse al que pasara por allí, para contemplarla y admirarla. Un día, una paloma se posó sobre el rosal y la rosa le dijo:
– Palomita, quién como tú, cómo te envidio.
– ¿Pero por qué si eres tan bella?
– Sí, pero no soy libre como tú, tú puedes volar adonde quieras, en cambio yo…
– Yo soy un ave, tú, una flor, las flores no vuelan.
– Lo sé, pero yo quisiera volar por los aires como tú- replicó la rosa y agregó- Se me ocurre algo. ¿Por qué con tu pico no me cortas de estas ramas que me aprisionan y me llevas contigo a volar por los cielos?- La paloma, después de dudarlo unos momentos, accedió ante la insistencia de la rosa. Asió el tallo de la rosa con su pico y jaló hasta que éste se partió. Entonces con la rosa en su pico, se elevó por los aires. La rosa estaba maravillada al ver los jardines, las casas y los cerros desde lo alto. ¡Sentía que tenía el mundo a sus pies!
Tras volar por un buen rato, la paloma se posó sobre un árbol y puso a la rosa sobre las ramas.
– Creo que me siento mal- dijo la rosa- tengo mucha sed y me estoy debilitando- Entonces la paloma la tomó y voló con ella hacia el río. Allí la puso sobre el agua para que la rosa bebiera. La corriente estaba fuerte y aunque la paloma tuvo cuidado de poner a la rosa entre unas piedras, para que no se la llevara la corriente, la fuerza de ésta la empujó hacia adentro. La rosa gritaba:
– ¡Auxilio palomita, sácame de aquí!- La paloma voló sobre ella y trataba de acercarse, pero no demasiado, si sus alas se mojaban, no podría volar y caería a las aguas sin remedio y se ahogaría.
La corriente y las piedras del río arrancaban los pétalos de la rosa, que muy afligida seguía gritando por ayuda. La paloma, continuaba volando sobre ella, esperando que se atorara en unas ramas o algo, para poder rescatarla.
Por fin, luego de varios kilómetros de ser arrastrada por la corriente, la rosa quedó enredada entre unas ramas de la orilla del río y la paloma bajó, la recogió con su pico y se la llevó a tierra firme. La rosa, había perdido muchos pétalos, había perdido toda su belleza y lloraba desconsolada:
– Nunca debí haberte pedido que me cortaras de mi rosal- sollozaba- he pasado un gran susto y he perdido mi belleza.
– Tú insististe en que te cortara y te llevara conmigo- se defendió la paloma.
– No te culpo palomita, yo sé que soy la única responsable de lo que me ha sucedido. Llévame otra vez a mi rosal por favor, con mis hermanas.
– Si quieres te llevo, pero no podré unirte a tu tallo nuevamente.
– Lo sé, pero no importa, quiero volver con los míos- Entonces la paloma la llevó de vuelta al jardín de donde la había cortado y la depositó a los pies de su rosal. Las demás rosas se asustaron al verla tan desmejorada. La rosa les contó su aventura y el trágico final. La paloma se despidió de su amiga y emprendió el vuelo. La rosa se quedó observándola, hasta que desapareció entre las nubes. Y allí se quedó, yaciendo a los pies de su rosal.
Al día siguiente, el jardinero la vio y la levantó del suelo.
– ¡Oh qué lástima, esta era la rosa más hermosa de este jardín!, ¿qué habrá pasado, quién habrá hecho esta maldad?- La rosa sabía que el daño se lo había hecho ella misma. Ahora comprendía que cada ser viviente tiene su lugar y función en esta tierra. Ella había cometido el error de querer ser lo que no era. Había nacido rosa y no paloma y su función era perfumar los jardines y alegrar la vista a los hombres. No había nacido para volar. El querer hacerlo le había costado la pérdida de su belleza y la llevaba a una muerte prematura. Lamentaba tanto haberse separado de su rosal, el que le daba la vida. En pocas horas, estaría completamente seca y moriría…

Muchas mujeres pueden verse retratadas en esta historia por no estar conformes con su apariencia. Sobre todo en estos tiempos, se ve con mayor claridad esta condición, porque muchas son las que se someten a los tratamientos modernos para cambiar su fisonomía y algunas llegan al extremo de hacerse cirugías plásticas, una tras otra, hasta deformarse completamente el rostro. Amiga, cuando no eres feliz con tu exterior, puede ser que haya algo en tu interior que no anda bien. Cuando una mujer se siente plena, está contenta de cómo es. No te busques defectos, Dios te hizo especial, única. Disfruta de la vida así como eres, no busques una apariencia artificial y mucho menos, no busques ser lo que no eres, porque al final puedes arrepentirte como aquella rosa que quería ser como una paloma.

Dios tiene un propósito para toda Su creación. Cuando no obedecemos al propósito que Dios ha establecido para nosotros, podemos caer en la corriente de este mundo y ser arrastrados hacia nuestra propia destrucción.

Escrito por: Angélica García Sch.

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