¿Eres una madre consentidora?
¿ERES UNA MADRE CONSENTIDORA?
Victoria tenía un hijo, Carlitos, al cual le daba todo lo que le pedía, incondicionalmente. Ella y su esposo tenían una buena posición económica, por lo que no veía por qué no cumplir los caprichos del niño. Cuando iban de compras al super, el pequeño pedía de todo y Victoria llenaba el carrito con juguetes para él. Pero pasó el tiempo y Carlitos creció, se convirtió en adolescente y los caprichos se volvieron más caros. El esposo de Victoria un día perdió su trabajo y las cosas empezaron a cambiar. Ahora había que cuidar el dinero y no gastar en cosas superfluas. Pero Carlitos exigía, chantajeaba y amenazaba, para conseguir lo que quería. Victoria se daba cuenta de su error, había criado un «pídelo todo», que no aceptaba que se le negara nada. A él no le importaba la situación de sus padres, lo habían acostumbrado a obtener todo lo que quisiera y según él, todo debería seguir igual…
Una buena madre no da a su hijo todo lo que pide, porque sabe que no le hace ningún bien actuando de este modo. Si acostumbras a tu hijo a que con solo abrir la boca tenga todo lo que quiere, le estás haciendo un mal. Así no aprenderá a valorar las cosas, se hará caprichoso, egoísta e insensible. A los hijos hay que enseñarles a ganarse lo que van obteniendo en la vida. Tienen que aprender que es más valioso trabajar por algo, que obtenerlo fácilmente, «no le des el pescado, enséñale a pescar». Cuando son chiquitos, les puedes poner tareas livianas, como recoger sus juguetes, guardar su ropa, etc. y al mismo tiempo, les estarás enseñando a ser ordenados. De mayores, cortar el pasto, pintar una barda, etc. son tareas que pueden hacer sin problema. El asunto es que aprendan que para obtener algo en esta vida, hay que trabajar por ello.
Los padres no tienen obligación de darles a los hijos todo lo que pidan, sino lo que necesiten. Claro que puedes comprarle a tu hijo algún caprichito de vez en cuando, puede ser porque te lo pida bien o como premio por algo bueno que haya hecho o simplemente porque quieres darle un gusto, porque a todas las mamás nos hace felices ver felices a nuestros hijos, pero enséñale también a pedir sin exigir.
Dios no nos da todo lo que le pedimos sino lo que Él sabe que necesitamos. Lo mismo debemos hacer nosotras con nuestros hijos, ellos no nos deben ver como el hada de los deseos. Los niños necesitan aprender que no siempre se puede tener lo que se quiere en esta vida. Enseña a tu hijo a tenerte confianza, así sabrá que cuando no le des lo que te pide, es porque en realidad no puedes comprárselo o porque tú sabes que no lo necesita.
Tu hijo debe confiar en que tú sabes lo que le conviene, así como nosotras confiamos en que Dios sabe lo que nos conviene. No le des a tu hijo lo que Dios no le daría.
Escrita por: Angélica García Sch.