El regalo de su paz – Angie García

EL REGALO DE SU PAZ

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«La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden». Juan 14:27 NVI

Muchas personas en estos días anhelan la paz más que cualquier cosa en la vida. La crisis, la inseguridad, los problemas cotidianos, hacen que a veces nos sintamos abrumados y pensemos que la paz es algo inalcanzable. Pero nos abrumamos en vano, porque estamos ignorando ese regalo tan valioso que nos dejó Jesús desde hace más de dos mil años: el regalo de su paz.

«LA PAZ LES DEJO; MI PAZ LES DOY…»
La paz de Jesús es una dádiva, un regalo. ¿Acaso cuando nos dan un regalo no lo recibimos? ¿Por qué vivir en ansiedad, en temor, dejando que los problemas nos hundan, si tenemos el regalo de esa paz que tanta falta nos hace? Si nos regalan algo que nos hace mucha falta, indudablemente, lo recibimos, lo abrimos, y de inmediato hacemos uso de él. ¿Por qué no hacemos lo mismo con la paz de Dios? Cuando más la necesitamos, no nos acordamos de que la tenemos guardada en un rincón de nuestro corazón, todavía sin desenvolver. Nuestro organismo puede sufrir las consecuencias de este olvido, viene el estrés y con él, males como la gastritis, las úlceras, los infartos, etc. y todo, porque tenemos ese regalo de Dios guardado y sin usar. También nuestra relación con los demás se ve afectada, nos volvemos irascibles, malhumorados, inconformes con todo y con todos, criticones y amargados. La armonía en el hogar no existe, en cambio hay discusiones y hasta gritos. Todo esto se puede evitar si nos decidimos a desenvolver nuestro valioso regalo de paz, para ya no separamos nunca más de él.

«YO NO SE LA DOY A USTEDES COMO LA DA EL MUNDO…»
Existen en el mercado pastillas «mágicas» que prometen paz y tranquilidad. Hay personas que no pueden vivir sin ellas, no pueden enfrentar la vida sin ellas y tampoco pueden dormir sin ellas. Pero estas pastillas cuestan dinero y tienen un efecto pasajero, aparte de que tienen efectos secundarios en contra del organismo, además de una fecha de caducidad. La paz de Jesús es gratis, es duradera, no tiene efectos secundarios ni fecha de caducidad. Es efectiva al 100% en cualquier situación y en cualquier persona. Es una paz que sobrepasa todo entendimiento humano, una paz que al mundo le parece locura.
La ciencia ficción nos muestra toda clase de superhéroes protectores de la humanidad, personajes con poderes extraordinarios, gracias a los cuales, los habitantes de la tierra, pueden sentirse seguros y protegidos. Pero son héroes imaginarios, inexistentes, inventados por el hombre. En cambio Jesús es real, su paz y su protección son reales, pero hay muchos que lo ignoran y desconocen ese regalo tan valioso que nos dejó y que contiene una de las cosas más anheladas por la humanidad: la paz.

«NO SE ANGUSTIEN NI SE ACOBARDEN»
A causa de la violencia y la inseguridad que reinan desde hace algún tiempo en todo el mundo, existe temor, desconfianza entre unos y otros, muchos viven a la defensiva. Las madres sufren cada vez que ven salir a sus hijos de sus casas, porque no saben si volverán sanos y salvos. Mucha gente vive en angustia. Pero aun en esta situación, Jesús nos dice: «No se angustien ni se acobarden… Yo soy mayor que sus angustias, Yo no les he dado un espíritu de cobardía… Yo soy el que hace girar al mundo, Yo soy el que da la vida y estoy con ustedes hasta el fin del mundo ¿por qué han de temer? ¡Yo soy el invencible Dios! El que puede tener paz en medio de la más feroz tormenta y esa misma paz es la que les he dado a ustedes, ¿por qué no la toman?»

Tomemos ese regalo tan preciado de la paz de Jesús. Recibámosla de todo corazón y no olvidemos jamás de que la tenemos. Llevémosla siempre con nosotros, en todo momento y en todo lugar. No permitamos que nunca nadie nos robe esa paz, con argumentos tendenciosos, con la intención de hacernos dudar. La gente que no conoce a Dios no puede tener esa clase de paz, le parece imposible, puede que no crea en la autenticidad de esa clase de paz, puede que hasta sienta envidia, puede que quieran arrebatárnosla, pero eso no lo podemos tolerar.
Hablemos de la paz de Dios a quienes no la conocen, a quienes nunca la han experimentado, pero no solo hablemos de ella, sino que demostremos con hechos que es real. Ellos podrán comprobar a través de nuestras reacciones, que esa paz existe y que ellos también pueden tenerla, porque es un regalo de Dios para todo aquel que cree en El y lo siga.

Jesús mismo dio prueba de esa paz cuando se desató una tormenta y él y sus discípulos estaban en la barca. Permaneció dormido mientras la barca se tambaleaba y sus discípulos gritaban aterrados. Ellos no comprendían cómo Jesús podía estar tan tranquilo, sin despertarse en medio de tan desesperada situación. Jesús tenía la paz del Padre, tenía una confianza absoluta en El, así que no tenía por qué preocuparse. Cuando tenemos una confianza absoluta en Dios, Él nos da Su paz sobrenatural, que es un regalo preciosísimo que no debemos desperdiciar.

Escrito por: Angélica García Sch.

Para: www.mujerescristianas.org

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