La belleza eterna – Maite Leija

La belleza eterna.

A cuantas de nosotras por naturaleza femenina nos gusta lucir bellas, presentables; tal vez algo de maquillaje, o algunas cremitas para vernos más jóvenes y hermosas, vemos tantas cosas y productos que nos prometen como resultado lucir espectacularmente bellas.

Hoy en día, en especial para las personas que no tienen una relación cercana con Dios, la belleza de la mujer radica en su aspecto físico, que si es alta, de cabello hermoso, ojos lindos, cuerpo delgado y definido, etc. Y aunque es un aspecto algo importante, no es elemental para la belleza de una mujer cumplir con todos estas características, que más que eso, parecen requisitos obligatorios para saber si una mujer es bella o no.

La belleza de una mujer, viene desde adentro, una mujer bella por fuera pero infeliz y vacía por dentro, nunca será una mujer hermosa, en su mirada solo habrá reflejo de tristeza y malestar con todas esas situaciones que ni con los mejores maquillajes puede solucionar.

Una mujer cristiana, en cambio, puede no ser perfecta por fuera, pero en su interior siempre hay motivos para estar feliz, siempre una sonrisa en su rostro que refleja el amor de Dios en su vida, puede tener algunas situaciones difíciles, pero tiene el consuelo y respaldo de Dios y su confianza la hace lucir sin preocupaciones, no necesita cubrir sus lágrimas con maquillaje porque Dios mismo se encarga de secarlas, tampoco se avergüenza de envejecer porque su corazón se mantiene como el de una jovencita de 15 años.

Para una mujer como tú, no debe importar la opinión que tiene el mundo sobre la belleza de las mujeres, porque la opinión principal es la que tiene Dios sobre ti, a Él no le importa si eres hermosa o no, no se preocupa que marca de ropa usas, ni cuantos pares de zapatos tienes o si te tiñes el cabello y tu lápiz labial combina con el color de tu vestido.

Dios ve más allá de donde las demás personas pueden ver, Él llega a examinar lo hermoso que tienes tu corazón, si lo cuidas, si lo mantienes limpio y apartado de lo malo, si así como quitas las imperfecciones de tu rostro también te dedicas a quitarlas de tu vida, su propósito al crearte va mucho más allá de la opinión del mundo, el no ve tus defectos, el ve tus virtudes.

La belleza que venden  en la tienda departamental, creación de diseñadores humanos pude hacer efecto por algunos años, pero ¿Qué pasará después cuando el paso de los años se haga tan evidente? La belleza eterna existe, pero no está al alcance de cualquiera, solamente de quien se decide a agradar de corazón a Dios, quien guarda sus mandamientos y permite ser cambiada desde adentro.

Bien dicen que la belleza cuesta, pues el precio de la belleza eterna ya está pagado, ese es un regalo de Dios para quienes lo aman.

Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.

Proverbios 31:30

Autora: Maite Leija.

Escrito para: www.Mujerescristianas.org

 

 

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