Usted no se preocupe – Angie
«USTED NO SE PREOCUPE…»
«¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!»
Salmos 43:5 NVI
«Usted no se preocupe, nosotros le solucionamos su problema»… Muchas empresas usan este slogan para atraer clientes y es una muy buena estrategia, porque es lo que la gente quiere: dejar de preocuparse por los inconvenientes cotidianos y que otro se los solucione. Por ejemplo, para nadie es agradable tener que ocuparse de un problema de roedores o cucarachas en su casa, bien, para eso están las empresas fumigadoras y su: «No se preocupe, nosotros le solucionamos su problema». Se contrata el servicio y todo resuelto. Y así, los inconvenientes domésticos son mínimos cuando otras personas se encargan de solucionárnoslos. Depositamos nuestras preocupaciones en los fumigadores, en los plomeros, en los electricistas, en los albañiles, en los jardineros, etc. cada vez que se requiere, claro que a costa de nuestros bolsillos, pero eso no importa si quedamos conformes con el servicio.
Si cuando tenemos un contratiempo doméstico depositamos nuestra confianza en la persona que contratamos para que nos libere de él ¿por qué se nos hace tan difícil a veces depositar nuestra confianza en Dios, que no nos cobra nada por liberarnos de nuestras preocupaciones y cuya eficacia es 100% segura? Cuando tenemos un problema de electricidad en nuestra casa llamamos a un electricista; no tratamos de reparar el desperfecto nosotros mismos, ni tampoco nos ponemos a estorbarle al electricista cuando está trabajando, indicándole lo que debe hacer.
Sin embargo, ¡muchas veces hacemos esto con Dios! Cuando estamos en una situación difícil, le pedimos ayuda, pero al mismo tiempo, tratamos de solucionar nosotros mismos el problema o le decimos lo que debe hacer para ayudarnos. ¡Somos estorbosos, desconfiados y desesperados! El quiere que permanezcamos tranquilos mientras El se encarga de todo y esto quiere decir que tenemos que hacer nuestra parte, que es orar y dejar que El haga la suya. Así como cuando necesitamos la ayuda de un electricista, nuestra parte es llamarle, explicarle el problema y dejarle hacer su parte tranquilo, es decir, su trabajo, así debemos hacer con Dios, ¿por qué nos cuesta tanto?
Aprender a descansar en Dios es una bendición muy grande, no te niegues esa bendición preocupándote, desesperándote y tratando de resolverlo todo por tus propias fuerzas. Cuando vas al médico, le estás confiando tu salud y esperas mejorar con lo que te receta. Cuando se te descompone el auto, lo llevas al mecánico y confías en que te lo va a dejar bien. Cuando a tu computadora le entra un virus, se la confías a un técnico para que te la formatée, etc.
Cada vez que entregas algo tuyo a otra persona para que lo repare, estás confiando en esa persona, a pesar de que por ser un ser humano puede equivocarse, ¡cuánto más has de confiar en el Todopoderoso que no se equivoca nunca!
Entrégale tus afanes a Dios, El sabe qué hacer y cuándo hacerlo, si confías en que esto es verdad, entonces ¿por qué preocuparse?.
«Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido».
1 Juan 5:14-15 NVI
Angélica García Sch.